El científico alemán regaló al fotógrafo Arthur Sasse su mueca con más merchandising con la intención de estropear la foto, explica Manuel J. Prieto en su libro Curistoria. Era el 14 de marzo de 1951. Einstein cumplía ese día 72 años. Salía de un homenaje cuando se topó con el acoso de fotógrafos y reporteros, Arthur Sasse entre ellos. Después de gritar varios “¡basta ya!”, el científico optó por sacar la lengua para echar a perder las fotos. Y consiguió todo lo contrario: el icono de la genialidad.
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